Fernando Tesón, el juez que ‘pasó’ del siglo XIX al XXI: “He conseguido no caer en la rutina”
TRIBUNALES
A sus 69 años, el presidente de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz desplazada en Ceuta ha visto evolucionar la justicia desde que tomó posesión del cargo en la Transición, “una gran aventura” de una fuerte vocación pero también de “muchos déficits en la conciliación familiar”
Desde la ventana del despacho del juez Fernando Tesón, en el edificio Ceuta Center, solo se divisa un inmenso y azul Mar Mediterráneo, unas vistas que considera “lo mejor” de su trabajo como presidente de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz desplazada en la ciudad autónoma. En una soleada mañana invernal en la que no hay juicios, el magistrado recibe a la prensa con chaqueta, camisa y un pañuelo rojo, pero sin corbata ni su habitual toga, ofreciendo así una de las imágenes públicas más personales que ha concedido a lo largo de su extensa carrera.
En esta entrevista con El Pueblo de Ceuta, Tesón se muestra plenamente integrado en la sociedad caballa tras más de 41 años en la ciudad, pero también muy hijo de su tierra, el municipio sevillano de Utrera en el que se crio entre el flamenco y el fútbol. Además de hacer un repaso a su “gran aventura” profesional a la que aún le quedan dos años, el juez manifiesta ser partidario de una menor injerencia de la política en el poder judicial o rechaza que su gremio sea tildado de “casta”, entre otros asuntos.
Fernando Tesón nació en 1955, cumplirá los 70 en este 2025 y ha pedido dos años más de prórroga antes de jubilarse. A pesar de llevarse 25 años con su padre, ambos empezaron juntos la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, si bien el progenitor acabó ejerciendo finalmente como abogado. En su promoción en la Escuela de Judicatura coincidió con figuras jurídicas muy notables posteriormente, como con la ministra de Defensa, Margarita Robles; con el mediático exjuez Baltasar Garzón; con el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Lorenzo del Río; o con la magistrada ya jubilada Elisa Veiga.
Tomó posesión del cargo el 13 de febrero de 1981, justo 10 días antes del intento del golpe de Estado de Tejero, y ha ejercido como juez de distrito en los municipios onubenses de Moguer y Aracena, y luego en Ceuta como magistrado del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción, titular del Juzgado de lo Penal durante ocho años y presidente de la Sección VI, un puesto que asumió desde la creación del órgano en 1998.
En la ciudad autónoma, donde lleva “prácticamente toda” su carrera profesional, aterrizó en el Juzgado de Primera Instancia de Instrucción en diciembre 1983. Entonces había dos tribunales de estas características en la ciudad, pero realizaban las labores que ahora hacen ocho juzgados: “Hacíamos el trabajo del Juzgado de lo Penal, llevaba el decanato, Protección de Menores, el Juzgado de Menores…”, enumera Tesón, que ha visto cómo se ha reestructurado interiormente y también cómo se ha digitalizado la administración de justicia desde entonces.
Además de sus funciones como magistrado, el utrerano también creó las Jornadas Jurídicas de Ceuta, un evento que en este 2025 acogerá su XIV edición y por el que han pasado “cientos de juristas, los mejores”, incluidos dos presidentes del Tribunal Supremo. “Teniendo facilidad de relación con esta gente, ya no me cuesta trabajo que vengan porque son las mejores puntuadas junto con las de Melilla, lo que hay ahora es lista de espera”, afirma con un atisbo de orgullo Tesón, que considera que estas jornadas resultan económicas en comparación “con el beneficio que le reportan a la imagen de Ceuta”.
Del siglo XIX al XXI
“Mirando alrededor, el edificio, los libros y los medios que tenía, en aquella época me consideraba un juez del siglo XIX”, relata Tesón sobre sus inicios en los juzgados. “Era igual que un juez del siglo XIX porque manejaba las mismas leyes. Todas eran prácticamente casi decimonónicas, con algunas reformas que había habido a lo largo del siglo XX”, explica, si bien reconoce también que la justicia ha ido evolucionando mucho en los últimos años, especialmente tecnológicamente. En este sentido, el magistrado ha crecido e “ido mejorando” en paralelo a estos cambios.
“En el aspecto de la digitalización, yo me he apuntado a todas las nuevas tecnologías desde prácticamente el principio; tengo internet desde hace 30 años, cuando todavía casi nadie tenía”, recuerda, al tiempo que relata que en los tiempos del Juzgado de lo Penal ayudó a implementar un sistema de gestión procesal llamado Inforius que, de acuerdo con el magistrado, funcionaba “muchísimo mejor” que con el que trabajan ahora, el Minerva. “Yo, que no tenía ni idea de informática, me tiré dos años hasta que entendí cómo funcionaba”, reconoce entre risas.
En cuanto a avances judiciales y el uso de las nuevas tecnologías, Tesón tiene en su haber la celebración del primer juicio en el que se aplicó la videoconferencia en España, una práctica con la que ahora trabaja a diario pero que aquel 13 de julio de 1999 no había realizado nadie y no tuvo ni respaldo legal en un primer momento. Tuvo que hacer la videollamada en la delegación del Gobierno por carecer de medios técnicos en sede judicial.
Preguntado por el caso en concreto, el juez se levanta y va a buscar un archivador rojo a la estantería. Aclara que era un asunto de drogas y que en aquella época en Ceuta la heroína propició muchos atracos callejeros a “chavales que estaban haciendo la mili de reemplazo” en la ciudad. “Después se celebraba el juicio al cabo de un año y ya no estaban aquí, a lo mejor uno estaba en Bilbao… Y la víctima tenía que venir, y al final por ley lo teníamos que traer conducido por la Guardia Civil si se negaba”. Por eso implementaron la videoconferencia.
Conciliación familiar
La exposición pública de Tesón a lo largo de estos años ha sido vasta, y en las épocas más oscuras en la ciudad incluso llegó a ir escoltado por la calle. A pesar de algunos de estos “gajes del oficio”, para el juez “la mayor medida de seguridad es ir por la línea recta y comportarse con la gente”. “Nosotros tenemos un poder, el poder judicial, pero no puedes creerte que eres un poderoso, sino que tienes que tener un gran respeto por la dignidad de las personas y una gran educación en el trato, sea quien sea y aunque sea un acusado”, reflexiona, mientras considera que no tiene “por qué tener temor de nada” y que “de todas maneras, eso va con el cargo”.
El magistrado relaciona esos posibles peligros a que su profesión, más que de riesgo, es de vocación, y no solo porque le guste el derecho, sino porque sobre todo siempre ha tenido que mantenerse al día estudiando y actualizándose ante la “vorágine legislativa” en la que vive hoy. Confiesa que le queda “todo por aprender” y que de joven temía que en algún momento se convertiría en una persona rutinaria, pero que para su sorpresa, eso no ha pasado. “Yo pensaba que llegaría un día en el que ya no me importara, pero creo que he conseguido no caer en la rutina. Yo pensaba que cuando tuviera la edad que tengo ahora iba a resolver casi sin mirar, pero eso no ha ocurrido”, recuerda con una carcajada, insistiendo en su estudio diario.
“No puedo presumir de que hago justicia, pero sí de intentarlo por lo menos, y te puedes equivocar pero tienes que dedicarte plenamente a esta profesión. He tenido muchos déficits en la conciliación familiar porque yo llevo estudiando derecho desde que tenía 17 años y no he dejado de estudiar. Como ahora, que me tengo que dedicar las 24 horas”, confiesa.
“Implicación política”
Según este juez, existe una paradoja en el cargo, y cita el artículo 3 del Código Civil para explicarse: “Tenemos que interpretar las leyes en relación con la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, pero por otro lado no podemos contaminarnos socialmente”, especialmente con intereses económicos o políticos. “Entonces, no puedes estar ajeno a la sociedad, pero tienes que guardar unas cautelas”, sintetiza, haciendo hincapié en que la norma se refiere a la realidad social, pero no a la “implicación política”.
Para Tesón, los jueces “tienen que ser imparciales y parecerlo”, algo que él cree que ha conseguido a diferencia de algunos de sus compañeros. El utrerano, en todo caso, ha visto colegas abiertamente más politizados que él, pero eso no les ha afectado en su imparcialidad a la hora de dictar sentencia, lo que considera que “es lo que tiene que conseguir un profesional”. Continuando la línea política, el magistrado busca desmentir dos “bulos” que se le achacan a la profesión: que el gremio es “una casta” y “que la independencia que se dice que no existe, sí existe”.
En el primer sentido, Tesón alude que la de judicatura es una oposición que le costó más esfuerzo que dinero, “tres años en pijama” en Utrera, en casa de sus padres. Poco antes de esa época, tampoco pagó dinero por la matrícula de la carrera, e iba y venía diariamente de Sevilla en autobús, pero sobre todo lo argumenta en la extracción social de los jueces españoles: “Hay de todo, los compañeros que están entrando ahora son gente normal. Es una oposición que se hace oral y públicamente en el Tribunal Supremo. Ahí no hay trampa ni cartón. Tienes que hablar una hora, seas el hijo de un ministro o de quien sea. Más democrático que eso…”.
Por otro lado, considera que la independencia judicial existe, pero “otra cosa es que la política intente meterse en determinados órganos”, en referencia al Consejo General del Poder Judicial, un organismo que considera más “poder ejecutivo” que jurídico y que le gustaría ver reformado en sentido contrario y, a ser posible, antes de jubilarse. “Lo que no puede ser es que los vocales sean producto de un pacto entre los partidos políticos en relación con las mayorías parlamentarias que haya. Debería ser de otra forma”, sugiere, más partícipe de la figura de un único Lord Chancellor al estilo de Reino Unido, que “no se puede dividir por cuotas”.
Flamenco y Sevilla FC
Hace ya más de 20 años, cuando “se hablaba mucho de los juicios rápidos” Tesón concedió una entrevista al periodista ceutí Javier Ronda en la que comparó el compás de la soleá, por su solemnidad y su pausa, con el ritmo que debía tener un juicio. Preguntado por la aclaración, comienza a explicarse mientras golpea con el puño la mesa:
“La justicia lenta hay que evitarla a toda costa [‘pun’, golpea]. La justicia lenta no es justicia [‘pun’], pero la justicia precipitada tampoco [‘pun’]. La justicia tiene que ir por sus propios pasos… [‘pun] y la soleá es un toque que va muy acompasado y muy marcado [‘pun], y va siempre de una manera pausada” [‘pun]. Cuando termina, cambia brevemente a bulerías, haciendo más rápido el ritmo, pero pone cara desprecio al terminar la percusión. “Así quiero yo que sea el juicio, de una manera no acelerada”, concluye.
Desde joven, Tesón es un enamorado del flamenco, un tocador de guitarra profesional frustrado -porque su padre le “decía que tenía que estudiar”- y, sin embargo un gran acompañante con el instrumento tanto en Ceuta, en contextos como la Tertulia Flamenca, como en su Utrera natal. Afirma que se ha criado con personas gitanas y que su municipio es un verdadero “ejemplo de integración” entre culturas, principalmente por las conexiones entre gitanos y “gachós” desde la enseñanza primaria. No obstante, además de por el flamenco, también guarda otro amor menos explorado por la prensa y una genial anécdota que vincula ambas pasiones.
“Utrera es muy sevillista”, afirma, haciendo un relato de varias personalidades de la historia del Sevilla FC que han salido de su pueblo. Sin ir más lejos, de su misma calle y de su misma edad, el entrenador Joaquín Caparrós, con quien mantiene amistad, al igual que con el padre del genial enganche fallecido José Antonio Reyes o con el exvicepresidente Pepe Castro.
Tesón, que comenzó a ir muy joven -a principios de la década de 1960- al Ramón Sánchez-Pizjuán “sentado en el banquillo del masajista”, se lamenta de que en casi todos estos años ha vivido el sevillismo desde la distancia, a pesar de haber podido acudir a Budapest a la última final de la Europa League en 2023. Sin embargo, en una ocasión lo llamaron para tocar la guitarra en la inauguración de la Peña Sevillista Joaquín Caparrós en su pueblo. Aquel día, y con el técnico homenajeado presente, estuvo tocando por el cantaor Bambino, también oriundo de Utrera. Entre risas e imitando al entrenador, dice que durante la juerga Caparrós le gritaba: “¡Esta es la Utrera de verdad! ¡Esta es la Utrera auténtica!”.
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