El triste día en que todo salió mal

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La fecha del 6 de febrero de 2014 constituye un antes y un después en la historia de la inmigración irrregular en España. Quince personas morían, en los primeros metros de territorio español, en una infausta jornada que aún tiene recorrido judicial.

Esas quince personas -una de ellas, sin identificar aún- son objeto de recuerdo cada año el segundo fin de semana de febrero. Colectivos como Caminando Fronteras, Elin o APDHA, entre otros, volvieron a organizar una manifestación que recorrió la distancia entre la Plaza de los Reyes y el lugar donde todo ocurió. Una manifestación, un año más, sin incidentes.

Y con la perspectiva que sólo da el paso del tiempo, la sensación de vértigo, frío y espanto que a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad le recorrió el cuerpo aquella mañana, permanece vigente. La sensación de que todo lo que pudo salir mal, como dice el afamado chascarrillo, lo hizo aquel día.

Un día en que no sólo murieron quince personas, lo principal, sino que también menoscabó en cierto modo el prestigio de la Guardia Civil, del Gobierno español. En el caso del Instituto Armado, no deja de ser injusto que se tratase de criminalizar a un cuerpo que, desde que en 1985 llegase la primera muerte de un inmigrante a costas españolas, ha evitado la tragedia en infinidad de ocasiones. En el caso gubernamental, la pelea de siglas (entonces gobernaba el PP y el PSOE era principal partido de la oposición) fue en aquellos días cruenta y sin cuartel. Algo que ocurre con más frecuencia de la recomendable cuando, por entradas masivas, atentados terroristas o fenómenos naturales, España se viste de luto.

Del recorrido judicial, poco que añadir: se ha abierto y cerrado en varias ocasiones, y la última palabra parece tenerla el Constitucional. Algo que corrobora, siquiera por aquello de la botella medio llena, que España es un país garantista. Si la actuación de la Guardia Civil en ese momento fue o no la adecuada, si la tragedia pudo o no evitarse, es algo que va en la opinión de cada cual. Lo único en que podemos estar todos de acuerdo es que esa maldita y triste mañana, todo lo que pudo salir mal salió peor. Por desgracia.

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