Preparación física y conocer los propios límites: ‘recomendaciones’ para no lesionarse debajo del costal

SEMANA SANTA

Los costaleros pueden sufrir desgastes y lesiones si no se hace bien el trabajo previo. Desde ponerse la ropa hasta tener una mínima condición física. Son algunas de las recomendaciones que hace el conocido fisioterapeuta ceutí Claudio Mendoza

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A la hora de hablar de Semana Santa, son muchos los factores a tener en cuenta. No es sólo la procesión de pasos en la calle, sino también el trabajo desde muchos puntos de vista de decenas de personas para que eso pueda ser posible.

Parte fundamental son, sin duda alguna, los costaleros. Personas que durante horas y horas caminan agachados, cargando varios kilos de peso sobre el cuello, y con los brazos completamente estirados. La mayor parte del tiempo: las ‘levantás’ también suponen un esfuerzo añadido para la posición del costalero.

Esto nos lleva a preguntarnos por las lesiones que puedan sufrir estas personas en caso de no hacer correctamente algunas cosas. Quien bien lo sabe es Claudio Mendoza: nunca ha sido costalero, más si nazareno. Pero es fisioterapeuta, y por la cercanía de su consulta (Fisiomega, en calle Velarde) con la Iglesia de San Francisco -y por tanto, de la Hermandad de Las Penas-, suele ver cada año desfilar por la misma a un buen puñado de ‘hombres de las trabajaderas’.

Para el “lo importante es tener una buena preparación física previa y ser conocedor uno mismo y ser sincero con uno mismo de cómo estás y realmente estar preparado para ello porque no solo vale la fe, sino que hay que tener una preparación física previa. Hay muchas cosas que se pueden hacer, no solo masaje a nivel preventivo, porque cada cuerpo es un mundo”.

¿Es mejor el masaje preventivo o posterior? “hay gente que viene tiempo antes, cuando ya está ensayando para hacer el paso, para prepararse de cara al esfuerzo, se le valora en consulta, se ve las limitaciones de movimiento que tiene, si tiene alguna lesión previa y se enfoca el tratamiento en ello, de cara al esfuerzo que va a realizar. Eso es algo muy personal. Y después de eso, una vez que se trata el tema en concreto, enfocarlo en el esfuerzo que va a realizar el paciente”, explica. Para ello, es fundamental el papel del capataz, “que se encarga de realizar la clasica ‘igualá’, para nivelar a la cuaddrilla en función de su altura y demás para realizar el esfuerzo. Y después de los ensayos, la gente viene a relajar la musculatura, soltarlo todo, a seguir tratando esa lesión específica que cada uno tenga, que puede tener, y lo más general son sobrecargas”.

Pero ¿cual es la ‘lesión del costalero’? “Es el morrillo, que es lo que sale en la zona posterior cervical. El ‘bultito del cuello’, porque la viga cae justo sobre la séptima vértebra cervical, que es el punto clave. Entonces, ahí se producen abrasiones, y esa presión continuada que genera un dolor intenso en la zona”.

Eso “produce mucho dolor y limitación. Son muchas horas caminando, llevando el paso encima, y aunque te apoyes en el trabajo de los compañeros, eso se nota. Es una inflamación de la zona y lo que intentamos es reducir el dolor y reducir la inflamación de esa región”. Aparte de eso “hay que fajar muy bien la zona lumbar. Las rodillas también sufren mucho con cada levantado. Si es cierto que hay que tener hecho muy bien el costal, la morcilla… A la hora de hacerse la ropa, como se le llama en el argot cofrade, hay que tenerlo muy bien porque de ahí nos pueden derivar heridas sobrevenidas”.

Por tanto “tenemos que tener el costal muy bien hecho, muy bien ceñido, la morcilla que caiga justo en la séptima vértebra cervical para minimizar el dolor y la abrasión que pueda provocar la vida que cae sobre esa vértebra. Al final, son muchas horas y eso produce una lesión importante”. Muy importantes, también, “El calzado, la faja y el costal. Estamos hablando de personas que se pueden pegar 4, 5, 6 horas andando casi de rodillas, pero sí con el cuello hacia el suelo”.

En ese momento, al costalero le pueden visitar no solo los dolores de cuello o espalda, sino un fenómeno conocido entre los aficionados al ciclismo: la ‘pájara’ o ‘el tío del mazo’. Es ese momento en que una persona, en una situación de esfuerzo físico continuado, se queda sin energías. En ese preciso instante, debajo de un costal “es un pilar básico para sí mismo, pero tiene que contar con el resto de compañeros, que si uno no va bien, también le va a transferir esa sobrecarga al resto de compañeros. Normalmente siempre hay relevos para cuando uno se encuentra mal, también puede haber pájaras, no solo lesiones, entonces sale un costalero y se introduce otro”, explica. Entonces “te llega la sorpresa y dices que me tengo que salir y tiene que entrar otro a sustituirte, por lesión, por pájara, deshidratación,... Por por cierto es muy importante estar bien hidratado, que el aguador esté ahí atento cuando uno necesita algo, así que bien. Volviendo a lo anterior, en la levantada puede haber roturas de fibra, sobrecargas, calambres.., o sea que hay que estar bien atento a todo ese tipo de cosas, no solo la indumentaria, la hidratación y una buena preparación física para minimizar eso”.

Otra de las grandes controversias ¿a partir de qué edad es recomendable meterse debajo de un costal? “Cuando uno es adolescente está en un momento de efervescencia hormonal, su cuerpo de adulto se está haciendo y entonces está todo un poco tierno. Hay cuerpos más maduros y otros no tanto. Eso el capataz no tiene que ver. Lo normal es, si uno quiere iniciarse de manera temprana, es a partir de los 16 años con autorización paterna. A artir de ahí, cada uno según la fe y si el padre lo autoriza y el capataz lo ve preparado y la musculatura es la de una persona que ha hecho ejercicio físico previo y está bien, pues no debería haber problemas. Antes, pues la verdad es que no sería lo más recomendado”. El ejercicio “tiene que ser muy específico dependiendo de la lesión de cada persona, si es que existe, pero si no, pongamos una persona que no tiene lesión de ningún tipo y simplemente se quiere preparar, se trata de tener un buen tono muscular, tanto de miembros inferiores y miembros superiores, hombros... ejercicios muy buenos serían ejercicios glúteos, ejercicios de sentadilla, de gemelo, ejercicios de espalda, de cervical, o sea, que no es ir una vez al año al gimnasio previo a eso y ya está. Lo suyo es llevar un mantenimiento”. Mendoza recomienda también dejar un tiempo entre paso y paso, en el caso de aquellos que repitan, y aunque no sea su campo si habla de otro de los grandes factores: la alimentació: “hidratos de carbono, una buena carga de hidratos de carbono. También frutos secos, dátiles, algo que te aporte energía en el momento. Y días antes, pasta, lo clásico. El rey de la pasta es el hidrato de carbono y la pasta es muy recomendable”.

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