Del barrio al centro: La Amargura brilla en Miércoles Santo
SEMANA SANTA
La hermandad de Villajovita vuelve a destacar con luz propia en su procesión desde la Casa de Hermandad de sus titulares, ubicada frente a la Colonia Weil
La calle Padre Feijóo suele ser un lugar transitado, pero no por peatones, sino por todo tipo de vehículos que aprovechan uno de los principales nexos de comunicación entre el centro y las barriadas. Pero habitualmente, como decimos, las gentes de Colonia Weil o Villa Jovita viven el día a día sin gran frenetismo.
Pero hay ocasiones especiales. Como la de este Miércoles Santo. Bien lo sabe Antonia Alguacil ‘Nona la Comadrona’, que una vez más ofrece su casa a quienes quieran entrar a ver la salida de la cofradía del barrio. Y, por supuesto, muchos de los que aceptan (mos) la invitación son (mos) unos de esos ciencuenta y tantos mil ceutíes a los que ayudó a nacer durante décadas de trabajo. Lo rememora mientras una de esas ‘niñas de Nona’, ataviada con la túnica, nos desvela que luego la vida la ha llevado a emparentar con la mítica y amabilísima profesional sanitaria.
Abajo, en la Colonia Weil, la tensión y la ilusión se dan la mano a partes iguales. La tensión de los últimos momentos; se pasa lista, se revisan los enseres por última vez... Dos jóvenes padres nos dicen que su retoño ha querido salir por primera vez. “Lo malo es que lo dijo el otro día, tirando la basura. Ahora ponte a activar todo: llamar a la Cofradía, buscar ropa, modista. Lo hemos conseguido, y esperemos que no se canse antes de tiempo, aguante la procesión y, sobre todo, disfrute”.
En el interior de la Iglesia de San Juan de Dios, una acólita hace acopio de paciencia para ir nombrando uno a uno a todos los miembros de la hermandad que van a acompañar a los titulares de la misma. Otra trata de tranquilizar a una pequeña, entre nerviosa y expectante, con un par de juegos improvisados. Los capataces se realizan la típica foto de grupo y en un momento determinado, llaman a formar. Ya cambian de acera. Ya no están en la castiza plazoleta que debe su nombre a la antigua fábrica de cerveza. Ahora aguardan a la bajada de Calderón de la Barca, apostados como pueden mientras el cortejo va tomando forma.
Llega la Asociación Musical ‘Jesús Caído y Virgen de la Amargura’, tocando una marcha que interrumpen, al final, los aplausos tanto de los costaleros como del numeroso público congregado. Dos hermanos se abrazan, Miguel y Antonio Seglar Soler; el primero alma mater de la banda, que este año ha tenido la ocasión de estrenar la marcha más especial de su vida: “Eres nuestra esperanza”, dedicada a su nieta, Esperanza, que apenas suma unos meses de vida. Antonio, veterano fotógrafo de la Semana Santa ceutí rompe a llorar. “Es que llevo aquí (señalando a la hermandad) desde el año 1983. Ya ha llovido”. Una compañera de fotografías cofrades se le abraza. “Hoy es la tuya, Antonio, hoy es la tuya”.La Banda de la Amargura no está sola. Vienen también los músicos de la Asociación Músico-Cultural Daliense, de Dalias (Almería). En los primeros pasos, los dirige el hermano mayor de la Cofradía, hasta ubicarlos en el sitio correcto. Llama la atención un tambor gigantesco, que incluso necesita de ruedas para poder moverse.
Los costaleros van recordando poco a poco anécdotas. “Empecé con 18, y tengo 45 años. Siempre aquí. No esperaba llegar a tanto”, dice uno de ellos. Y el hermano mayor no para. Jorge Ruiz Bru va de un lado para otro, de acá para allá, pidiendo celeridad a los suyos ante uno de los momentos más importantes del año para la Cofradía de la Amargura.
Y poco a poco, el paso está en la calle. Primero el Cristo, luego la Virgen. Miran con especial atención el vicario, Fernández Alcedo, y el responsable de Festejos. Eduardo Ayala no pierde detalle; se le nota la piel cofrade durante estos días en que compatibiliza su presencia en las salidas con las obligaciones del cargo.
Y al fin, los titulares en la calle. Recibidos con el Himno de España mezclándose con los aplausos del público. La tarde acompaña, “al menos no llueve; esperemos que el viento respete”, dice uno de los contraguías.
Así comienza su caminar una de las cofradías que tiene uno de los recorridos más largos de la Semana Santa de Ceuta. Despacito, con elegancia, bien llevadas las imágenes, alcanzan la Avenida de España. “Vamos al encuentro de nuestro señor, mi gente”, grita José María Sánchez; hermano mayor de El Rocío, cuartetero con chispa en carnavales y hoy capataz del Cristo. Atrás quedan Villajovita, la Colonia Weil y su quietud de siempre. O de casi siempre: el Miércoles Santo es un día especial. Día de Cofradía con aroma de barrio.
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