Jacinto Ruiz y Mendoza: 217 años de una resistencia para la leyenda
HISTORIA
El busto de Jacinto Ruiz y Mendoza será este viernes objeto de un homenaje por parte tanto de las autoridades civiles como de las militares y, por supuesto, de todo aquel que quiera participar. Pero ¿cual esta la historia de este ceutí, cuya vida está intrínsecamente ligada a una de las gestas más recordadas de la historia reciente de España?
Hay veces en las que es necesaria una dura derrota para que las naciones tomen conciencia de la gravedad de los acontecimientos. Ejemplos hay a miles a lo largo de la historia. Por ejemplo, sin la resistencia del rey Leónidas contra los persas en las Termópilas, posiblemente los griegos nunca se hubieran unificado para expulsar al entonces invasor. Si los hombres liderados por Jim Bowie, William Travis y David Crocket no hubieran pagado con sus vidas resistir en El Álamo ante las tropas del general y presidente mexicano Santa Anna, probablemente la geografía de Estados Unidos y México no sería hoy la misma. En tiempos más recientes: aquel 'volveremos' del general McArthur tras perder Filipinas y, en efecto, expulsar a los japoneses de la antigua colonia española. Y tantos ejemplos...
Todo esto ha sido cantado hasta la saciedad por la poderosa industria cultural y cinematográfica norteamericana. Pero en España, ese país que conmemora sus derrotas como si fueran victorias, también tenemos gestas bélicas que, aunque en un primer momento fueron amargas, sirvieron para galvanizar a la población. Aquello de que la luz es más oscura antes del amanecer.
En las próximas horas, se conmemoran los levantamientos de Madrid del 2 de mayo de 1808. Desde el punto de vista militar, una derrota en toda regla: aquellos voluntariosos soldados bajo el mando de Daoiz, Velarde y Ruiz poco tuvieron que hacer contra el poderío del invasor francés. Sin embargo, esa fue la chispa que acabó encendiendo una llama que luego acabó con la expulsión de las tropas napoleónicas de España. Ese sur que enamoró a los escritores románticos como Prospero Merimée fue un verdadero infierno para las tropas francesas, derrotadas literalmente a pedradas por tropas españolas lideradas, en muchos casos, por bandoleros como Juan Martín 'El Empecinado'.
Pero el 2 de mayo de 1808, todo comenzó en Madrid. En el cuartel de Monteleón, donde Luis Daoiz (sevillano), Pedro Velarde (cántabro) y el ceutí Jacinto Ruiz de Mendoza deciden hacer algo y dar armas al pueblo para que se levante contra el invasor. Ruiz de Mendoza nació en Ceuta el 16 de agosto de 1779. Bautizado, dos días después, en la histórica Iglesia de Los Remedios. Hijo del subteniente Antonio Ruiz y Josefa Mendoza, ingresó en la vida militar a los 16 años de edad, en el Regimiento Fijo .
Fue prosperando en la vida militar, hasta llegar a teniente. Eso fue en 1807, siendo destinado a la Compañía del Segundo Batallón del Regimiento de Voluntarios del Estado, aún sin bautismo de fuego. Pero un año más tarde, entraría en la posteridad. El 2 de mayo de 1808, en cama por enfermedad, oye las descargas de las tropas francesas, dirigiéndose de inmediato al Cuartel de Monteleón. Ahí, a las órdenes del capitán Goicoechea -subalterno de Daoiz- se une a las tropas acuarteladas. Ruiz rodea a las tropas del batallón francés que asedia el cuartel, haciendo prisioneros a todos los hombres.
Se abren las puertas del Parque de Artillería,entregándose armas a muchos paisanos que se ofrecieron voluntarios para resistir. En ese momento, entra en juego la División Lefranc, con gran potencia de artillería y superior en número a los soldados españoles, que apenas disponían de cinco cañones y cien hombres. Resisten durante horas a las tropas francesas.
En este tiempo, el ceutí recibe una herida de bala. Tras recibir las primeras curas, se reincorpora justo en momento en que Daoiz y Velarde negocian con el conde de Montholon un cese de las actividades, pero se percata de que a la par que se negocia, las tropas francesas avanzan por otro lado, por lo que se vuelve al combate. Recibe un segundo balazo, ya muertos Daoiz, Velarde y muchos hombres. Alguien se da cuenta de que Jacinto Ruiz aún respira tras vencer los franceses a la resistencia española, y trasladan al ceutí a su cuartel y luego, para evitar que las tropas de Murat lo hicieran prisionero, al domicilio particular de María Paula Variano. Se recupera de sus heridas, pero tras tener constancia de que los combates siguen decide en contra del consejo médico reincorporarse a la batalla.
Es ascendido al grado de teniente coronel y trasladado a Badajoz, donde se pone al frente de un batallón. A pesar de recibir grandes homenajes, su estado de salud es precario y trasladado a Trujilo (Cáceres), donde muere el 13 de marzo de 1809. Sus restos, incinerados, se reparten entre el Museo Militar de La Coruña y el Museo de Regulares de Ceuta. En Madrid, una estatua de Mariano Benlliure le recuerda con su nombre. Y en Ceuta, desde 1892, el busto ante el que este viernes se rendirá homenaje a partir de las 11.45 horas a su figura. A las 11.00, misa en San Francisco y posteriormente una brevísima parada militar ante el busto de un hombre que hace más de dos siglos encontró su hueco en la historia.
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