Carmen Mudarra: "En la lucha contra la homofobia corremos el peligro de regresar al pasado"

Carmen Mudarra Vela llega a Ceuta por primera vez. "Va a volver de turismo, ya nos lo ha dicho", dice con sorna una de las organizadoras de las jornadas que sobre Lgtbifobia y 'otras esdrújulas' la trae a la Ciudad Autónoma. Si, como al firmante, a ustedes también les ha llamado la atención la palabra esdrújula, era lo que pretendía la adjunta a la Secretaría de Mujeres, Comunicación y Diversidad estatal de CCOO. "Normalmente, o por desgracia todavía, muchas de las personas que se acercan a nosotros para hablar del tema de la diversidad sexogenérica, lo que nos refieren es que es un tema demasiado complejo, que ponemos muchas letras y que ponemos palabras muy raras. No es verdad, no es verdad. Tenemos que quitarnos ese miedo a la complejidad de la diversidad, porque la diversidad va mucho más allá del colectivo LGTBI, plumas, cumbuas. La diversidad nos abarca a todas las personas. Entonces, de ahí el guiño a poner lo de las esdrújulas", aclara.

Hace unos meses, se cumplían veinte años de lo que en su día -y con razón- fue un hito: la legalización del matrimonio homosexual. Pero aquello ¿fue un culmen o un avance momentáneo? " Debería quedar nada, pero queda todo. Queda todo desde el momento en el que tenemos que plantearnos que tenemos que darnos a conocer. Y, de hecho, el sentido de esta jornada es ese. Tenemos que darnos a conocer. Tenemos que hacer que la mayoría de la población que nos vea, que cree que esto es algo extraño, que está ahí metido con calzado, no es cierto. Estamos en la realidad. Somos parte de la realidad. Tenemos que conseguir que se nos, lo voy a decir entrecomillado, que se nos normalice, que se nos lleve, que se nos saque de esa otra edad en la que se nos ha metido y se nos lleve a la realidad en la que deberíamos estar sin ningún tipo de prejuicio ni de discriminación. Eso es lo que queda".

Vivimos tiempos en los que, además, los comportamientos despectivos hacia el colectivo Lgtbiq+ se reproducen. Pero a Mudarra le preocupa, especialmente, que sea entre los jóvenes como sucede con otra lacra, como es la violencia machista. ¿Por qué jóvenes que se han criado entre programas de sensibilización e igualdad , prácticamente desde la guardería, caen luego en conductas que precisamente les llevan a todo lo contrario? "Tenemos un marco legislativo maravilloso. ¿Qué ocurre? Yo siempre digo que las leyes son maravillosas, pero hay que hacer que se cumplan, que sean efectivas y que sean reales. Si tú tienes un marco normativo maravilloso y lo tienes metido en un cajón, y después cuando sales a las calles, cuando sales a la sociedad, cuando sales a tu centro de trabajo, cuando sales a tu plaza, cuando sales con tus amigos, con tu familia, o con los políticos, o con el sindicato, con quien sea, eso no se traduce a que la realidad sea amable, y sea justa, y sea equitativa para todo el mundo, el marco normativo no sirve absolutamente para nada", reflexiona.

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El discurso del odio es muy fácil de comprar, "porque el entendimiento, en este caso de lo que nos refiere de la diversidad, es incómodo hoy por hoy. En el sistema en el que vivimos, en la sociedad en la que vivimos, en la cultura en la que estamos, es un discurso incómodo todavía, con lo cual es mucho más fácil comprar ese otro discurso, que además es que la experiencia de vida que tenemos esta otra generación que tú has referido, de gente que ya estamos pintando casi los 60, aunque parezca mentira, yo estoy pintando ahora. Tenemos una experiencia de vida que nos hace ver la realidad de forma diferente, sin embargo estos nuevos jóvenes es como que están fuera de esa experiencia de vida, es algo que les viene contado y el contado no es lo mismo que el vivido, pero tenemos que conseguir que no cale ese discurso de odio tan fácil y tan sucio. ¿Cómo? Ojalá tuviera yo la respuesta", dice.

Un discurso del odio que, por ejemplo, sirvió para vertebrar el nazismo de hace casi un siglo en Alemania. No solo los nazis -nada más lejos que disculparlos-, pero la suerte que corrían determinados colectivos en la Siberia stalinista no era mucho mejor. Esta reflexión ¿da miedo? "la dinámica que se está viendo ahora en países supuestamente avanzados, socialmente, en Europa, no te voy a hablar de Estados Unidos, porque entonces ya, cómo se me pone la vena gorda, da mucho miedo, que sí, yo me planteo que podamos dar un paso atrás, ya se están dando, a pequeños a bocaditos derogando leyes, se está empezando en países, en Hungría se ha prohibido la marcha del orgullo, porque supuestamente somos casi, volviéndonos a nuestra legislación vagos y maleantes de nuevo, somos el demonio rojo, es que se nos está devolviendo a lo que te he dicho antes, a la otredad, lo otro es lo malo, es lo temible, es lo que hay que aniquilar a la sociedad, con lo cual es muy fácil que estemos dando pasos atrás y que volvamos a eso".

Por último. En unas sociedades que reciben inmigrantes, y sin ánimo de generalizar, algunos de estos vienen con prejuicios hacia los colectivos homosexuales. ¿Qué le parece? "Es una buena pregunta, muy complicada. Yo prefiero creer que el ser humano es bueno por naturaleza. No podemos poner esa etiqueta a una persona que venga de su país como tú y como yo, seguramente se habrá venido aquí no por gusto. Están seguramente mucho más a gusto en su casa, con su familia. O sea, que ya el tema de la migración de por sí es que manda narices. Pensar que nos van a traer un discurso que vaya... No, yo digo que algunas personas pueden venir... Claro que sí que pueden venir y nosotros podemos llevarlo fuera. Para ser homófobo no hace falta haber nacido en Siria", sentencia.

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