Rescates en el foso: sartenes, televisores y especies en extinción

Cuando el catalán David Meca realizó en 2006 el doble cruce del Estrecho dejó algunos detalles que le habían llamado la atención. Uno de ellos era el fondo blanco del foso de las Murallas Reales. No le faltaba razón: parte del foso tiene, en su fondo, losas blancas. Es uno más de los encantos de uno de los pocos lugares del mundo en que se puede navegar en un foso sobre agua de mar.

Por desgracia, no todo es tan evocador como encontrar a metros bajo el mar restos del pasado portugués. La obra de Miguel de Arruda -uno de los arquitectos de las Murallas, junto a Mícer (maestro) Benedetto de Rávena o Juan Castillo, discípulo de los Arruda es un lugar lleno de misterios. Y para verguenza de los que andamos en tierra, de restos.

Restos como televisores, sartenes y demás utensilios del hogar que, de vez en cuando, aparecen bajo el mar. En la mañana de ayer, los buzos contratados para limpiar el foso con motivo del dragado encontraron todo tipo de utensilios. Aquello de confundir el mar con un vertedero, aquello de no respetar un ecosistema marino que impresiona a propios y ajenos y utilizarlo como un ‘punto limpio’ (entiéndase la ironía) en vez de depositar lo que no nos sirve en el contenedor más cercano.

Pues bien, un grupo de buzos de una empresa local subcontratada por TRAGSA -según fuentes de esta última entidad- lograron rescatar bastante porquería. Tal cual. Pero no sólo eso. También un ejemplar de nacra. ¿A qué nos referimos?. Lo explica muy bien uno de los miembros de TRAGSA: “que está en peligro y lo que se va a hacer es a traslocación hacia otra zona donde no se vea afectada. Al igual que con esta especie, con la Patela ferruginea, que es una especie en peligro de extinción, pues ha quedado referenciado todos los puntos donde se ha encontrado, se ha hecho unas fotografías de la misma y, bueno, lo que también se ha hecho es ver el tamaño que tienen para, con ese tamaño, determinar si son machos o hembras y ver cómo está la población”.

Se trata de “una ostra grande, una especie que también está en peligro y posee esa característica de que tiene, para que lo entendáis mejor, la boca abierta hacia arriba, como si fuese a dar un beso a alguien”.

En cuanto a los trabajos de limpieza, “Llevan cuatro días realizando estos trabajos de limpieza y, bueno, una vez que han realizado estos trabajos, también en el punto este de la curva, en el Puente del Cristo”. Una oportunidad, pues, aprovechando el dragado para encontrar especies protegidas y restos de desechos, todos los imaginables, provenientes de tierra firme.

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