Luz, libertad y teatro
EDUCACIÓN
El Auditorio del Revellín acoge estos días un taller de teatro para los más pequeños. A cargo de la polifacética Elsa Rovayo 'La Shica', un grupo de escolares ha podido disfrutar de un taller en el que se pretendía, sobre todo, que los niños se sintieran libres
El teatro, como tantas expresiones artísticas, nació en la calle. La necesidad del ser humano de escuchar historias y tratar de imaginarlas es tan antigua como la propia humanidad. De hecho, uno de los grandes escritores cuyo nombre está vinculado a Ceuta, el ciego Homero, está considerado simplemente como un contador de historias a la luz de la lumbre. Homero, los bardos romanos, las corralas españolas... Desde ahí hasta nuestros días. Enfermo, dicen que está, pero como decía aquella canción que escuchamos hasta la saciedad en la pandemia, recuerda al junco que se dobla pero nunca se rompe.
Probablemente, esos niños que en la mañana de este jueves acudían al Auditorio del Revellín para participar en un taller sobre luz y teatro se estrenaban en muchos casos en ese lugar. Probablemente, también, desconocieran el significado de palabras como 'teatro', 'luz' y 'magia'. Pero de una cosa si podemos estar seguros: a pesar de sus cortas edades, se han quedado prendados de la actividad dirigida por la polifacética Elsa Rovayo 'La Shica'. Les convencía que era una maga que necesitaba la ayuda de otros 'compañeros' de profesión para invocar a la magia. Y se hizo la luz.
La actividad consistió, simplemente, en que los niños fueran ellos. Que corrieran, se quedasen sentados, jugasen al 'pilla pilla' o descubrieran por si solos el mundo de las luces y las sombras. Tan sencillo como improvisar, como dejarse llevar, como alejarse por un rato de deberes y de esas tecnologías a las que todos los padres tenemos aversión en principio pero que luego se convierte en un magnífico salvavidas para cualquier menester con los pequeños. En definitiva, a que este grupo de magos invocase el hechizo y fuera natural. Desinhibido. Despojados de todo corsé, entregados al juego con globos y sombras chinescas. El hechizo funcionó. La magia se hizo. Los niños, simplemente, fueron como son bajo el escenario de un Teatro/Auditorio que ya cumple quince años.
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