Los rocieros ceutíes, a punto de andar el camino

-La semana más esperada para los rocieros de todo el mundo (literal) ha llegado. Esta primera semana de junio es la del domingo de Pentecostés; el quincuagésimo día del calendario pascual, y tras la Navidad y el Domingo de Resurrección, la fiesta más importante del cristianismo, la que celebra según la tradición la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia.

Se celebra de distintas maneras en todo el orbe. En El Rocío, una pequeña aldea de Almonte, es la noche en la que sale la Virgen, aquella icóinica escena del salto a la verja por parte de los devotos de la imagen con miles de personas esperando a que salga la Virgen de El Rocío por la puerta del templo. Son días de convivencia, de romería, de camino, de vertiente religiosa, donde la fe y el asueto en algunos de los parajes más bellos de la geografía española suelen dejar un recuerdo para enmarcar a los que visitan cada año esta pequeña y coqueta localidad ubicada en pleno coto de Doñana.

También para los rocieros ceutíes. Unos sesenta parten mañana desde nuestra ciudad hacia tierras onubenses bajo el paraguas de la Hermandad de El Rocío, según explica el hermano mayor de la misma, José María Sánchez. “Luego hay muchos ceutíes que nos vamos encontrando ahí, porque alguno tiene casa por el lugar y otros tantos van por su cuenta”, explicaba a los medios de comunicación presentes al inicio de la misa que esta mañana celebraron en la Iglesia de Santa María de África. Una peregrinación para dar origen a otra: desde Santa María de África a Santa Teresa, donde tienen su sede canónica los rocieros ceutíes, con parada en la Capilla de San Bernabé como es tradicional para presentar el respeto de los rocieros ceutíes a las imágenes de Madre de Dios de La Palma y el Dulce Nombre de Jesús.

La organización de este dispositivo no es cosa menor. “Hay mucho trabajo en la preparación, es cierto”, dice Sánchez, que señala que “lo llevamos todo preparado, hasta el mínimo detalle” para que el peregrinaje a El Rocío salga a la perfección. Los ceutíes llegarán mañana por la noche a Sanlúcar de Barrameda, como primera parada en un camino que acabará el próximo jueves en Almonte. A partir de ahí, a disfrutar de la Romería y a esperar el momento en la madrugada del próximo lunes.

A la misa asistieron varias personas al margen de los miembros de la propia hermandad. Entre ellos, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas y la consejera de Educación y Cultura, Pilar Orozco, además del vicepresidente del Consejo de Hermandades y Cofradías Diocesanas, José Rodríguez Aguera. El oficio, concelebrado, corrió a cargo del vicario general de Ceuta, Franciso Jesús Fernández Alcedo. Lógicamente, la impronta rociera se dejó notar en la celebracióbn del oficio religioso. El Coro de la Hermandad tomó parte de la misa para interpretar varias salves rocieras.

No fue la única presencia musical en la celebración de la misa; la procesión entre la Iglesia de África y la de Santa Teresa contó con el acompañamiento musical de la Asociación Cultural ‘Nuestro Padre Jesús Caído y Virgen de la Amargura de Ceuta’, conocida popularmente como la Banda de la Amargura, que interpretó primero el Himno Nacional y luego varias piezas acordes al momento.

Antes de comenzar la misa, varios rocieros ceutíes se daban consignas en las puertas del templo patronal. Trajes típicos, abrazos, recordatorios de deberes para las últimas horas antes de la partida y, sobre todo, la ilusión de andar de nuevo (o por primera vez, qué también) el camino durante la multitudinaria peregrinación a la hermandad almonteña. También algunos veteranos rocieros, como Manuel Guillén o Eduardo Ayala, hermanos mayores durante muchos años ambos de la Hermandad.

Una hermandad que se suma a otras muchas no ya de España, sino de cualquier parte del mundo, para asistir a una peregrinación única. Viene manteniéndose desde hace siglos, y no han sido pocas las dificultades que han superado, como aquel devastador terremoto de Lisboa que arrasó, también, el templo rociero. Fue en 1755 y ya entonces era una celebración arraigada en el imaginario colectivo de Andalucía. Así pues, feliz camino a todos los rocieros ceutíes. Los mismos que hoy comienzan un peregrinaje al que llegan tras meses de trabajo y de ilusión. Llega, pues, su momento. El momento de acudir al encuentro de la Blanca Paloma.