La doble muerte de un hombre y la infancia 'robada' de sus hijos

ALZHEIMER

Alejandro Seral ha estado este miércoles en Ceuta presentando 'Morir dos veces'. Puede parecer el título de un atrayente thriller, pero nada más lejos de la realidad: es lo que vivieron tanto el como su hermana con su padre, enfermo de Alzheimer con un diagnóstico temprano. El escritor pide más inversión en ciencia, en la misma dirección que asumen países no ya clásicos en la investigación, sino algunos como Brasil o India

Alejandro Seral, autor de 'Morir dos veces' / Juanjo Coronado
Alejandro Seral, autor de 'Morir dos veces' / Juanjo Coronado

A la consulta del doctor Alois Alzheimer llegó aquel día una mujer que tenía lagunas en la memoria. El médico alemán empezó a hacerle preguntas que condujeron a diagnosticar el primer caso del mal asociado a su nombre, y por el que entraría en la historia de la humanidad. Una de las respuestas de aquella mujer puede resumir, perfectamente, el sentimiento de algunos enfermos incipientes y de tantos millones de afectados en todo el mundo: "Supongo que he perdido".

Es el mal, casi sin ninguna duda, que desgarra más al paciente que a los enfermos. La persona que padece Alzheimer no es inmune al sufrimiento, pero acaba sumergiéndose en su propio mundo y sin reconocer a las personas que le rodean, sin reaccionar más que a algún estímulo que activa un resorte en algún lugar de su destrozada memoria. El cuidador ve como su padre o madre tiene ataques de furia, en que comienza a golpear o a faltar el respeto y acaba por no reconocer a quien le cuida.

Eso es duro para una persona en edad adulta. Pero cuando eres un niño de diez años, tu hermana es de tu edad y tu padre tiene un diagnóstico temprano... "Si, reconozco que el Alzheimer me ha quitado la infancia y parte de la adolescencia", dice Alejandro Seral. En las últimas horas ha estado en Ceuta para presentar 'Morir dos veces'. No es un thriller, es duro como el cuarzo. "Es la muerte física de mi padre, con certificado de defunción, y la muerte lenta pero paulatina de la persona que fue, de ver como en sus ojos se agotaban los últimos estímulos a los que reaccionaba".

Para Alejandro, se convirtió en algo habitual "que al parque, yo con diez años, bajara a mi padre a pasear y no al revés". Su padre padeció la enfermedad durante casi treinta años: era tremendamente joven cuando le diagnosticaron la enfermedad.

Por ello, ha visitado Ceuta. Visita todo el territorio nacional divulgando su historia. Sufraga sus propios viajes, a pesar de contar en esta ocasión con el apoyo de la Asociación de Familiares de Alzheimer, para presentar un libro cuyos beneficios van a causas relacionadas con el mal de Alzheimer. Y pide una mayor inversión en investigación- "No es sólo Alemania o los paises anglosajones; es que países como Brasil o India estän invirtiendo mucho más en investigación de lo que invierte a España". Es aragonés, de la misma provincia de Huesca que ha dejado a España dos grandes investigadores de nuestro tiempo: Manuel Sarasa, fallecido en los primeros momentos de la pandemia del COVID-19 (padecía una larga enfermedad, no murió por coronavirus) y el mismo Carlos López Otín que siempre ha reivindicado una gran inversión en ciencia. "Lo bueno que tiene la ciencia, en estos momentos, es que es cooperativa. Alguien descubre algo en Brasil y puede confirmarlo con un equipo en China o en España. Es una inversión rentable como país y como sociedad", dice.

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