Presiones de las navieras y falta de medios: el juicio por narcotráfico contra un agente desvela los problemas en el Puerto

JUICIO NARCOTRÁFICO

Este miércoles continuó el juicio en la Audiencia Provincial en el que hay siete acusados, uno de ellos guardia civil, por tráfico de drogas. El desfile de miembros de la Benemérita ha puesto sobre la mesa las dificultades a la hora de hacer controles previos a la salida de los barcos hacia la península

Uno de los agentes de la Guardia Civil declarando este martes en la Audiencia Provincial. / FOTO REDUAN
Uno de los agentes de la Guardia Civil declarando este martes en la Audiencia Provincial. / FOTO REDUAN

El juicio por narcotráfico contra un guardia civil que, supuestamente, hacía la ‘vista gorda’ en el Puerto de Ceuta para que se introdujera hachís en la península a través de vehículos continuó este miércoles con las declaraciones de varios agentes de la Benemérita. La mayoría de ellos, sobre todos los propuestos por la defensa, han puesto sobre la mesa la falta de medios con los que cuentan para detectar a posibles traficantes de droga debido, entre otras cosas, a las presiones de las navieras por los horarios, a la falta de maquinaria -con la que cuentan en otras ciudades de la península- o a que los pocos aparatos que podrían facilitar la localización de estupefacientes no funcionan. Además de A.L.H., para el que la Fiscalía pide al menos cinco años -y que se ha negado a aceptar una conformidad de dos-, hay cinco acusados que lo señalan a él directamente.

Los agentes han descrito una situación complicada en el Puerto de Ceuta. Dos son los encargados en turno de mañana o de tarde de localizar a los delincuentes que pretenden cruzar a la península con alijos de hachís. Entre la marabunta de vehículos, “unos 400 o 500” por cada desplazamiento, según explicaron los guardias civiles, tienen que saber detectar cuáles son los sospechosos mientras lidian con presiones tanto de sus altos mandos para que realicen bien el trabajo como de las navieras para que el barco no se retrase debido a los controles.

“Últimamente tenemos pocos medios. Había una máquina que no sé ya el tiempo que lleva escacharrada”, expresó uno de los agentes durante su declaración. Este guardia civil, miembro del equipo cinológico, dejó claro que el can no puede trabajar ocho horas seguidas, sino en turnos de unos 20 minutos más o menos. “Yo soy el que toma la decisión sobre cuándo se guarda o se saca el perro. Yo soy el que sabe cómo trabaja el animal”, aseguró.

Sostuvo también ese mismo agente que las revisiones que realizan son siempre “según el criterio” de cada profesional. No obstante, también señaló que “hoy día cualquiera te la puede meter doblada”.

-”¿Su trabajo está condicionado por los horarios de las navieras?”, preguntó el letrado Jorge Gil Pacheco a uno de los agentes.

-”Claro, alguna que otra vez a mí me han dado el toque. En verano me vuelvo loco allí”.

-”¿Obliga eso a que pasen vehículos sin vuestro control?”, insistió el abogado.

-”Claro, es posible”, contestó el agente.

Pacheco dejó caer que “no es justo” que cuando se detecte un coche repleto de droga en Algeciras automáticamente se sospeche de los controles de Ceuta: una afirmación al aire sobre la que este guardia civil, que se encogía de hombros, no quiso pronunciarse.

El abogado del agente. / FOTO REDUAN
El abogado del agente. / FOTO REDUAN

Otro de los agentes sostuvo que solían disponer de un 'densímetro' para calcular la densidad de las partes del vehículo, pero cuando se destapa el caso en 2023 no funcionaba, según recordó.

Precisamente este martes, que ya declararon muchos guardias civiles en la Audiencia Provincial, fueron varios los que compararon cómo se trabaja en Algeciras y en Ceuta. En la primera localidad, los turnos, explicaron, son de hasta siete agentes, tienen escáner especial para coches y todos los instrumentos para localizar la droga, y no lidian con la presión que ejercen las navieras para cumplir sus horarios.

Otro de los agentes, que ya no trabaja en Ceuta pero que en 2023, cuando ocurrieron los hechos, sí estaba en activo y se encargaba del Resguardo Fiscal en el Puerto, añadió otro problema que enfrentan a diario además de las presiones de las navieras o de los jefes: la exigencia de la Delegación del Gobierno. Este mismo guardia civil recalcó que los controles son aleatorios ante la cascada de coches y, a falta de maquinaria o aparatos para detectar droga, lo que emplean a diario los miembros de la Benemérita es su “experiencia e intuición”.

La defensa del agente que se sienta en el banquillo desde este martes insiste en que A.L.H. es inocente y que los otros acusados lo están señalando para no entrar en prisión tras el pacto con la Fiscalía. A lo largo de la jornada se espera que declare. De hecho, el Ministerio Público, que pide para el guardia civil al menos cinco años de prisión, le ha ofrecido aceptar dos y así evitar la cárcel, pero se ha negado.

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