Medios marroquíes se hacen eco de la visita de la Princesa a Ceuta: “No pasará desapercibida”

La estaban escondiendo y alejando de los objetivos de los fotoperiodistas, pero al final la astucia de algunos y las imágenes facilitadas a última hora de la tarde por la agencia EFE confirmaron la primera visita de un miembro de la Casa Real a Ceuta en 18 años. Era de esperar ese hermetismo viendo la poca publicidad que se le ha dado a la llegada de la Princesa Leonor, un viaje que forma parte de su entrenamiento militar. El silencio y la opacidad también son, previsiblemente, para que el acontecimiento no levante ampollas en Marruecos, que ya hace casi dos décadas denunció que la aparición oficial del Rey Juan Carlos I dañaba los “sentimientos patrióticos” de sus nacionales. A pesar de la discreción este sábado, medios del país vecino ya se han pronunciado al respecto y hablan de simbolismo “político e histórico”. “No pasará desapercibida”.

La mañana de este sábado apareció el mastodóntico buque Juan Carlos I junto a la fragata Blas de Lezo en el Puerto de Ceuta. A bordo, como cualquier marinero, iba la Princesa Leonor de España. En la ciudad autónoma había curiosidad.

“¿Ha llegado ya la Princesa? ¿Hasta cuando se queda? ¿Habrá algún acto?”, eran las preguntas habituales de los ceutíes que merodeaban por el centro y cerca del Puerto durante la jornada y que se habían enterado de la visita a través de los medios. El dispositivo, las medidas de seguridad y la poca información daban a entender desde un inicio que la Casa Real no ha querido hacer ruido ni dar mucho ‘bombo’ a la invitada.

A pesar de los esfuerzos, finalmente empezaron a difundirse imágenes de la heredera al trono presente en el Sábado Legionario, lugar en el que, según diferentes fuentes consultadas, no se podía acceder por parte de los militares e invitados con teléfonos móviles. En teoría, el lunes seguirá su camino a bordo atravesando el Estrecho de Gibraltar.

Algunos medios de comunicación marroquíes se pronunciaron al respecto, unos en tono sarcástico, otros se mostraron más serios, analizando lo que podía significar la visita de la Princesa y la mayoría han optado por el silencio hasta el momento.

“La escena parecía un intento desesperado de pulir una presencia real con un aura heroica: sin prensa, sin fotos, ni siquiera una señal telefónica”, escribía el portal Kawalisrif en una noticia sin firmar y sin especificar al lector si estaba leyendo información u opinión.

El mismo diario afirmaba que la llegada de Leonor no solo se trataba de un acto protocolario, sino que dejaba entrever las implicaciones políticas que podía ocasionar.

“La visita será leída en los libros de política y diplomacia como un nuevo capítulo en la afirmación simbólica que Madrid intenta revestir con sonrisas y galones, mientras los ojos de la otra orilla vigilan cada paso”, advierten desde el medio.

El digital Bladna24 no es tan crítico, pero también analiza el gesto. “Se trata de una visita no oficial, pero cargada de significados políticos e históricos profundos, especialmente para los marroquíes que siguen el expediente de Ceuta y Melilla, ciudades ocupadas”, explican.

Aunque insisten en varias ocasiones durante el análisis en que la Casa Real no programó la visita de forma oficial, subrayan el “peso político” que tiene la llegada de la Princesa a Ceuta. “Especialmente porque las dos ciudades ocupadas están siendo testigos de la tensión silenciosa entre Madrid y Rabat”, apuntan.

El mismo diario habla de que a pesar de la confidencialidad, de la falta de una aparición pública, aunque la llegada de Leonor formara parte de su entrenamiento militar, la visita de la Princesa “no pasará desapercibida en los círculos políticos marroquíes debido a la sensibilidad del asunto”.

La última vez que la Casa Real visitó Ceuta de manera oficial fue en 2007. Estuvieron unas horas el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía, algo que provocó un terremoto al otro lado de la frontera, donde hubo manifestaciones y presión migratoria días posteriores. El monarca Mohamed VI criticó que se estuviera dañando los “sentimientos patrióticos” de muchos marroquíes.

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