Una persecución, un disparo de la policía y la “aparición” de un cuchillo en la escena

El pasado 16 de febrero la persecución copó los titulares de los principales medios de Málaga. Un ceutí conducía un vehículo por la noche cuando se topó con un control de la Guardia Civil en Calahonda y decidió desobedecer el alto de las autoridades, esquivando las señales y poniendo en riesgo la vida de un agente al que estuvo a punto de atropellar. Comenzó entonces una huida durante 20 tensos kilómetros hasta que el individuo paró el coche, se bajó y golpeó a un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que quedó aturdido y abrió fuego con su arma reglamentaria hasta en cuatro ocasiones, impactando una de las balas en la pierna del sujeto. La Policía Nacional, que llegó para apoyar, ayudó a reducirlo en una actuación agresiva que quedó grabada y a la que ha tenido acceso este diario. La clave: los actuantes aseguran que el joven llevaba un cuchillo a pesar de que en el vídeo lo descartan. El implicado M.E.A., que ya ha sido condenado a seis años de prisión, niega que portara un arma blanca que luego fue aportada a la causa.

Las dudas crecen conforme van saliendo pruebas del suceso ocurrido en Mijas el pasado mes de febrero. Como es habitual en la zona de Calahonda, la Guardia Civil levantó un control nocturno aquel día. M.E.A., decidido, huyó sin pensarlo en una persecución que se extendió 20 kilómetros por la autovía hasta que el conductor paró el vehículo. Comenzaba la acción.

Los guardias civiles, apoyados por la Policía Nacional, se acercaron al vehículo y dieron la orden al ceutí de que saliera con las manos en alto. El joven accedió y golpeó en el rostro a uno de los agentes del CNP, que sacó su arma reglamentaria y disparó hasta en cuatro ocasiones. Una de las balas impactó en la pierna de M.E.A. en una actuación que su defensa tilda de “desproporcionada”. El código penal la calificaría igual, a no ser que la vida del miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado corra peligro debido, por ejemplo, a que el individuo porte una pistola o un cuchillo.

Con el individuo herido, los agentes comienzan el intento de colocarle los grilletes e inmovilizarlo, teniendo serios problemas desde un inicio a pesar de ser un gran número de efectivos. Utilizaron la pistola taser en dos ocasiones, lo que automáticamente activó la cámara que llevaba el miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que la disparó. A partir de este punto toda la actuación quedó grabada y este diario ha tenido acceso a las imágenes.

Los agentes, con una actitud aparentemente hostil, le sueltan todo tipo de improperios, algunos relacionados con su religión, y le lanzan patadas cuando está reducido en el suelo. La actitud del sujeto es sarcástica, lo que cabrea aun más a los actuantes. Pero la clave está en una frase que queda grabada en el vídeo.

-”¿Llevaba un cuchillo o algo?”, pregunta un agente.

- “Qué va, no llevaba nada”, contesta otro.

¿Había cuchillo?

A M.E.A. lo trasladan a dependencias policiales ese día y estuvo en prisión provisional hasta el mes de mayo, cuando la jueza encargada de la causa lo condenó a seis años y tres meses de cárcel por atentado, contra la seguridad vial, resistencia, desobediencia grave y seis delitos de lesiones leves. Los agentes presentaron como prueba un cuchillo a pesar de las palabras que se escuchan en el vídeo, un arma blanca que el ceutí asegura que no portaba y que ha sido determinante para que el castigo entre rejas sea mayor.

“Un policía nacional disparó su arma de fuego cuatro veces sobre el cliente y después de ese momento comentan entre ellos oye, ¿qué le has disparado? el otro le dice, es que me ha dado un cate en la cara y le pregunta, ¿pero llevaba algo? ¿llevaba un cuchillo? ¿llevaba un arma? y un agente de allí dice, no, no llevaba nada”, defiende el letrado de M.E.A. ciñéndose al vídeo.

El abogado del ceutí subraya también que los agentes comparecieron en Instrucción en el puesto judicial de Mijas asegurando que se disparó el arma de fuego porque el detenido “esgrimió un cuchillo”. De hecho, se presenta el arma blanca.

“No puede considerarse legítimo el modo en el que se incorpora al acervo probatorio del cuchillo, siendo muy relevante el hecho de que no consta la identificación del agente que supuestamente lo encontró, ni el lugar, ni el momento del hallazgo, siendo una circunstancia que no puede pasar desapercibida el hecho de que el aporte a la investigación del efecto/instrumento lo llevara a cabo el propio agente que había efectuado los disparos con arma de fuego (¡Qué coincidencia!), aún cuando afirmó en el plenario que no lo había encontrado él, sino que lo hizo un tercero”, sostiene la defensa de M.E.A. en el recurso de apelación.

La teoría de la defensa es clara: nunca existió ese cuchillo, sino que el policía decidió utilizar el arma de fuego como recurso técnico después de haber recibido un puñetazo. Ya en frío, introdujo “ficticiamente” que en el lugar de los hechos apareció el arma blanca. ¿La finalidad? Asegurar la justificación de los disparos, aunque ello supusiera el agravamiento de la situación procesal del ceutí.

Contradicciones y cambio de destino

“No se analiza el cuchillo, ni las huellas ni nada. En el vídeo se ve cómo hay varios agentes con una linterna buscando alrededor, pero en el juicio dijeron que habían estado batiendo la zona y que no habían encontrado nada. Tenemos claro que el cuchillo se lo metieron, ellos mismos dicen que no lo portaba”, sostiene la defensa.

Por último, el abogado de M.E.A. menciona otro aspecto que no pasó desapercibido: los agentes de la Guardia Civil que intervinieron aquella noche fueron cambiados de destino o de funciones. Además, un policía nacional durante el interrogatorio de la defensa tuvo que abandonar la sala por encontrarse “indispuesto”.

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