Entre yihadismo e instrumentalización

Almudena de Torre Casadevante

La EUROPOL, Agencia Europea para la Cooperación Policial, define el yihadismo como “una violenta ideología que explota los conceptos tradicionales del islam, legitimando el uso de violencia con referencias a la doctrina clásica islamista de la yihad”, término que como bien todos conocemos ya en nuestra ciudad, literalmente significa “esfuerzo”, y en su concepción más tradicional, no está relacionado con ningún tipo de acto terrorista, sino con el esfuerzo propio de cada uno.

Durante el siglo XXI, hemos visto cómo este “yihadismo” ha ido evolucionado, y los que llamamos “yihadistas”, normalmente muy cercanos al Estado Islámico o sus ideologías, suelen perpetrar ataques en los que buscan crear el máximo daño posible y afectar al mayor número de víctimas, usando para ello todo tipo de armas, herramientas y explosivos.

En los últimos días, se ha producido la repatriación de tres mujeres españolas, una de ellas ceutí, a las que se les llama “yihadistas”. Estas mujeres, eran esposas- ahora viudas en la mayoría de los casos- de verdaderos miembros de la yihad. Se encontraban en campos custodiados por milicias kurdas. Han vuelto a España, el que era su país y del que partieron para ser acompañantes de los protagonistas, y ahora vuelven junto con sus hijos.

Y la pregunta que me planteo es ¿son de verdad estas mujeres yihadistas, en el sentido más grave y profundo de este concepto?, o más bien, han sido una herramienta más, un instrumento, utilizadas por los hombres para hacer esta yihad. A través de este breve artículo mi intención no es ni mucho menos encontrar la respuesta definitiva, sino más bien, hacer que el lector reflexione sobre este fenómeno. Tampoco pretendo poner en duda los delitos de los que estas tres mujeres sean responsables, independientemente de que podamos o debamos situarlas dentro de la gran caja del “yihadismo”.

Para dar respuesta a esta pregunta, me gustaría hacer referencia a un artículo de Carola García Calvo, investigadora del Real Instituto Elcano, titulado, “El Papel de las mujeres en la yihad global”. En este artículo García Calvo, especialista en análisis del terrorismo, explica que el motivo por el que las mujeres son, en raras ocasiones, utilizadas para llevar a cabo estos actos terroristas, se debe, principalmente, a que tienen más impacto mediático y ellas cuentan con una mayor facilidad para llevarlos a cabo.

Sin embargo, García Calvo, hace referencia a manifestaciones que han hecho importantes mujeres “yihadistas”, o esposas de conocidos yihadistas, como Umayma Al- Zawahiri, que afirman que el papel de la mujer es “eminentemente sedentario, limitado al hogar, al cuidado de familiares e hijos”. Eso sí, el papel de la mujer tiene una gran relevancia a la hora de enseñar las ideas compartidas por esta ideología y fomentar la lucha por cumplirlas. Sin embargo, critican incluso a las mujeres que perpetran por sí solas estos actos, afirmando, que solo en última instancia ellas deben tomar partido de este modo.

García Calvo, y otras expertas en la materia, no dudan en afirmar la responsabilidad de estas mujeres, considerando que con su migración legitimaron este proyecto, asumiendo el rol que se les estaba dando de madres y esposas, y sobre todo, promotoras de estos ideales. Por otro lado, también vemos en los medios de comunicación cómo las propias familias de estas chicas, han pedido y rogado la vuelta de las mismas, aludiendo en todo momento que fueron engañadas, en la mayoría de las ocasiones por sus maridos, para marcharse y acceder a formar parte de este entramado.

En la vida nada es negro o gris, y en este caso, es evidente que los motivos que llevaron a estas mujeres a marcharse pueden ser muy diversos. Del mismo modo, tampoco sería correcto optar por la simple victimización de estas mujeres, volviendo al discurso común de la mujer débil, frágil que es capaz de dejar todo por su marido, inteligente, fuerte y que toma las decisiones.

Aunque como he comentado previamente, mi intención no es ni mucho menos buscar la verdad absoluta, creo que debemos dar una vuelta de rosca a este fenómeno, y a la vuelta de estas mujeres “yihadistas”, que tanta polémica puede provocar y de hecho, ha provocado. Probablemente, algunas de ellas accedieron a migrar sabiendo perfectamente cuál era su rol o su papel, mientras que otras se vieron atraídas por la “romantización” de esa lucha. Sin embargo, creo que sí que debemos de tener todos en mente, que de nuevo, la mujer ha sido usada como un instrumento más para hacer esta guerra, de modo que ellas mismas, no han sido protagonistas, sino que han quedado secundadas al papel de cuidadoras del hogar y enseñanza de los hijos, siempre bajo el mandato y la mirada del hombre. Todo esto nos hace plantearnos la cuestión con la que iniciaba este artículo: ¿son verdaderas mujeres yihadistas con todo lo que conlleva este amplío concepto, o son simplemente un instrumento más de los verdaderos protagonistas?

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